16 Judas, al volver con su ejército de la persecución,
17 dijo a su gente: «Contened vuestros deseos de botín, que otra
batalla nos amenaza;
18 Gorgias y su ejército se encuentran cerca de nosotros en la
montaña. Haced frente ahora a nuestros enemigos y combatid con ellos;
después podréis con tranquilidad haceros con el botín.»
19 Apenas había acabado Judas de hablar, cuando se dejó ver un
destacamento que asomaba por la montaña.
20 Advirtieron éstos que los suyos habían huido y que el campamento
había sido incendiado, como se lo daba a entender el humo que divisaban.
21 Viéndolo se llenaron de pavor y al ver por otro lado en la llanura
el ejército de Judas dispuesto para el combate,
22 huyeron todos al país de los filisteos.
23 Judas se volvió entonces al campamento para saquearlo.
Recogieron mucho oro y plata, telas teñidas en púrpura marina, y muchas
otras riquezas.
24 De regreso cantaban y bendecían al Cielo: "Porque es bueno,
porque es eterno su amor."
25 Hubo aquel día gran liberación en Israel.
26 Los extranjeros que habían podido escapar se fueron donde Lisias
y le comunicaron todo lo que había pasado.
27 Al oírles quedó consternado y abatido porque a Israel no le había
sucedido lo que él quería ni las cosas habían salido como el rey se lo tenía
ordenado.
28 Al año siguiente, reunió Lisias 60.000 hombres escogidos y 5.000
jinetes para combatir contra ellos.
29 Llegaron a Idumea y acamparon en Bet Sur. Judas fue a su
encuentro con 10.000 hombres
30 y cuando vio aquel poderoso ejército, oró diciendo: «Bendito seas,
Salvador de Israel, que quebraste el ímpetu del poderoso guerrero por mano
de tu siervo David y entregaste el ejército de los filisteos en
manos de
Jonatán, hijo de Saúl, y de su escudero.
31 Pon de la misma manera este ejército en manos de tu pueblo Israel
y queden corridos de sus fuerzas y de su caballería.
32 Infúndeles miedo, rompe la confianza que en su fuerza ponen y
queden abatidos con su derrota.
33 Hazles sucumbir bajo la espada de los que te aman, y entonen
himnos en tu alabanza todos los que conocen tu nombre.»
34 Vinieron a las manos y cayeron en el combate unos 5.000 hombres
del ejército de Lisias.
35 Al ver Lisias la derrota sufrida por su ejército y la intrepidez de los
soldados de Judas, y cómo estaban resueltos a vivir o morir valerosamente,
partió para Antioquía, donde reclutó mercenarios con ánimo de presentarse
de nuevo en Judea con fuerzas más numerosas.
36 Judas y sus hermanos dijeron: «Nuestros enemigos están vencidos;
subamos, pues, a purificar el Lugar Santo y a celebrar su dedicación.»
37 Se reunió todo el ejército y subieron al monte Sión.
38 Cuando vieron el santuario desolado, el altar profanado, las
puertas quemadas, arbustos nacidos en los atrios como en un bosque o en
un monte cualquiera, y las salas destruidas,
39 rasgaron sus vestidos, dieron muestras de gran dolor y pusieron
ceniza sobre sus cabezas.
40 Cayeron luego rostro en tierra y a una señal dada por las
trompetas, alzaron sus clamores al Cielo.
41 Judas dio orden a sus hombres de combatir a los de la Ciudadela
hasta terminar la purificación del Lugar Santo.
42 Luego eligió sacerdotes irreprochables, celosos de la Ley,
43 que purificaron el Lugar Santo y llevaron las piedras de la
contaminación a un lugar inmundo.
44 Deliberaron sobre lo que había de hacerse con el altar de los
holocaustos que estaba profanado.
45 Con buen parecer acordaron demolerlo para evitarse un oprobio,
dado que los gentiles lo habían contaminado. Lo demolieron, pues,
46 y depositaron sus piedras en el monte de la Casa, en un lugar
conveniente, hasta que surgiera un profeta que diera respuesta sobre ellas.
47 Tomaron luego piedras sin labrar, como prescribía la Ley, y
contruyeron un nuevo altar como el anterior.
48 Repararon el Lugar Santo y el interior de la Casa y santificaron los
atrios.
49 Hicieron nuevos objetos sagrados y colocaron dentro del templo el
candelabro, el altar del incienso y la mesa.
50 Quemaron incienso sobre el altar y encendieron las lámparas del
candelabro, que lucieron en el Templo.
51 Pusieron panes sobre la mesa, colgaron las cortinas y dieron fin a
la obra que habían emprendido.
52 El día veinticinco del noveno mes, llamado Kisléu, del año 148, se
levantaron al romper el día
53 y ofrecieron sobre el nuevo altar de los holocaustos que habían
construido un sacrificio conforme a la Ley.
54 Precisamente fue inaugurado el altar, con cánticos, cítaras, liras y
címbalos, en el mismo tiempo y el mismo día en que los gentiles la habían
profanado.
55 El pueblo entero se postró rostro en tierra, y adoró y bendijo
al
Cielo que los había conducido al triunfo.
56 Durante ocho días celebraron la dedicación del altar y ofrecieron
con alegría holocaustos y el sacrificio de comunión y acción de gracias.